¿La vida es demasiado complicada ó nos la complicamos nosotros?

Perdón, no me he presentado.
Comencemos por el principio. Toda buena historia tiene uno.
Soy Lady Benavent y éste es mi nuevo bebé. Un blog creado para sacar de mí toooodo lo que llevo dentro, lo que pienso, lo que siento y, por qué no, lo que hago. Reflexiones, discusiones internas con mi yo más loc@, temores y pasiones, ilusiones, sueños y batacones. (Eso sí, palabras rarunas vas a encontrar un rato. Y alguna que otra rima también).
Bien, ahora que ya nos conocemos, podemos continuar.
¿Complicada la vida o complicados nosotros?
¿De verdad es necesario tanto sufrimiento, tanta vuelta a la cabeza, tanta angustia, tanto temor, tantos pies al pobre gato (que ya no sabe para donde tirar), para que luego todo lo que nos atormenta no suceda ni en un 20% de lo imaginado?
"Ya, Jenny" - me diréis - "La teoría es muy bonita y muy fácil, pero llevarla a la práctica es lo complicado." Y no te quito razón, ya que yo misma estoy en proceso de desactivación del Ego, de empoderamiento de mi Yo más profundo y real, de volver a escucharme, a quererme y a priorizarme y, amig@s, no es nada fácil.
Cuando llevas una larga temporada sumid@ en la tristeza, el miedo y la soledad, salir a la luz no es tarea sencilla. "Uy, si lo hubiera sabido antes, iba a estar yo aquí tirada. Ale vamos, a vivir." Vite, vite. No, no sucede así.
El proceso, igual que poco a poco has estado yendo hacia abajo (nadie lo elige y el camino es tan lento que dudo que alguien se dé cuenta de ello para frenarlo) debe de cambiar el rumbo e ir poquito a poco hacia arriba. Peldaño a peldaño, piso a piso, hasta llegar a la superficie de la realidad. Esa que, una vez estás arriba dices "Ostras, pues tampoco es tan bonita. No sé qué prisa tenía yo por estar aquí otra vez".
Pero sí, una realidad feuna es más bonita que una inconsciencia, una vida en las tinieblas o un mundo del revés.
"¿Por qué?", me preguntarás.
Pues porque es real. Es dónde se encuentran tus 5 sentidos, dónde puedes oler, tocar y abrazar. Dónde puedes saltar, bailar y nadar. Dónde puedes gritar a los cuatro vientos que quieres a alguien, mientras el vecino de enfrente te grita a las 4 de la mañana que te calles que tiene que levantarse pronto para ir a trabajar. Dónde adoptas una mascota y el amor que te regala no tiene precio, dónde tus sobrinos te dicen "Teta, te quiero asiiii de mucho" y dices "Vale, ya no le pido nada más a la vida". Y se lo pides.
Siempre pedimos más porque, una vez que estás arriba y saboreas el amargo saborcillo de la realidad, te enganchas y quieres más. Quieres más abrazos, quieres más dinero, quieres ver más mundo, quieres conocer a más gente y quieres tomarte otra cerveza. Porque la vida es así, es el único vicio que deberíamos tener. El único placer que debería de ser legal, infinito y disfrutado en compañía. Y, de hecho, lo es.
Por eso, fiel lector@ que me acabas de conocer, la vida merece mucho más la pena cuando estás al 100% en ella. Y disfrutas de lo bueno y soportas todo lo malo, porque hay mucho malo, no nos vamos a engañar. ¿El truco para sobrellevarlo? La manera en que nos tomamos lo que nos sucede.
"No es lo que te pasa sino cómo te tomas lo que te pasa". "Pero es que la teoría...", Mimimi, Silencio. Ahí está el reto de la vida. Cualquier cosa que merece la pena cuesta conseguirla, ¿no? Pues la vida no iba a ser la excepción que rompe la regla. De hecho, es la regla que establece la regla.
Cúrratelo, respira, frena, abre los ojos, siéntate y mírame de frente, coge fuerzas, pide fuerzas y sigue adelante. "Disfrútame, víveme y te prometo que yo haré que merezca la pena".
Con amor,
La vida.
Digo, Lady B.