¿Qué hacer cuando tienes un día de mierda?

Porque haberlos, los hay.
Perdón por el título, pero no se me ocurría mejor expresión para describir el día de hoy.
Porque sí, queridos lectores, todos tenemos días de mierda y cuando nos toca no es el primero ni el último que vamos a tener.
Ya sea porque tienes un dolor físico, porque la cabeza te está pasando una mala jugada o porque ha ocurrido algo externo que te esté afectando de más, tu pensamiento recurrente hoy es "Pero qué mierda de día llevo".
Spoiler: "Pasará".
Spoiler 2: "Mientras dure, va a seguir siendo una mierda".
Así que, querid@s míos, mi sabio consejo basado en una experiencia que viene de lejos en días grises, es el siguiente:
Si estás teniendo un día de mierda, un día chungo, un día que huele a culo, un día de autobús abarrotado sin mascarilla en nariz, un "Blue Monday" un jueves 23, vívelo.
No intentes darle la vuelta, no te martirices pensando que tienes que sonreír y ser amable con los que te rodean porque no deben nada, no tienes por qué sonreír si no te apetece. No tienes que obligarte a no sufrir si en el fondo estás hecho pedazos. Si te apetece tumbarte en la cama y acurrucarte bajo una manta grande y calentita y apagar el móvil hasta mañana, hazlo.
No te agobies, es tu día de mierda y está ahí para acompañarte. No intentes deshacerte de él porque se hará más fuerte y tu frustración crecerá.
"Uh, Lady B., qué negativa te has vuelto, no le digas eso a tus lectores". A callar, ¿tú estás teniendo un día de mierda? ¿No, verdad? Pues fermé la bouche, merci.
Prosigamos.
Que sí, que está muy bien eso de darle la vuelta a la tortilla, pensar en positivo, sacarle el lado bueno a todo lo malo que te ocurre, apoyarse en los demás, salir a dar un paseo por el sol para respirar y cambiar la actitud ante lo que estás viviendo... Pero eso ya nos lo sabemos todos y hay veces que lo que necesitas es mandar a la mierda al mundo y cerrar la puerta de un portazo. Con todo y todos fuera.
Y si lo necesitas, ¿Qué? ¿Está mal? ¿Quién lo dice?
Que sí, que no estoy diciendo que te regodees en tu desgracia y estés dale que dale rumiando todo el día en lo pobrecit@ que eres por lo que te está pasando. Lo que yo digo es que te permitas sentir. Que te permitas sufrir. Y, que si no te apetece hacer nada, no lo hagas.
Que te escuches, coño, hasta en los días malos. Aceptar es transitar. Eso dicen.
Y, ¿Qué puedes hacer después? Lo que quieras.
Mira una peli, tu serie favorita, escucha música, sumérgete en algún hobby que te distraiga, que te saque de ti y te evada un poquito, algo tuyo. Juega a un juego en el ordenador, la play o el móvil. Pinta, escribe un post, busca a Wally. Cocina si te mola. Ábrete una birra. ¿Qué te apetece estar con colegas? Estate. ¿Qué te apetece estar solo? La botella de vino pa' ti. (Es broma, comparte coño). Estate 4 horas riéndote con los vídeos de Tik Tok, "Es que luego me siento mal porque pienso que estoy perdiendo el tiempo". Que te calles, es tu día de mierda. Haz lo-que-te-sal-ga-de-la-chu-fla, ¿Entendido?
Incluso haciéndome o no caso en lo que te estoy diciendo ahora. It's up to you.
Y hasta aquí la reflexión de hoy.
Mi súper consejiti, con todo mi amor, para tu día de mierda. Que, si estás teniéndolo hoy al igual que yo, te abrazo fuerte desde aquí. Todo mi ánimo y comprensión.
Porque, a veces, lo único que necesitamos es eso, que nos escuchen y nos comprendan. Aunque luego no sepan ni qué decir. No hace falta decir nada, de verdad. Solo escuchar. Y estar ahí.
Con amor,
Lady B.